La actualidad del fútbol juvenil
argentino alarma. Los clubes, con tal de generar ingresos, dejaron de
preocuparse de la formación y la suplieron con las ganas de triunfar. Hugo
Tocalli no se esconde y le da su diagnóstico de lo que pasa a Guarismos.
Parecía que las ocupaciones iban a
impedir el encuentro. “No, hoy no puedo. Y mañana no sé si tengo que viajar”,
decía por teléfono Hugo Tocalli, cuando se intentaba generar la entrevista.
Después de un par de días de incertidumbre, el ex director técnico de
Colo-Colo, aseguró que iba a estar en la ciudad de Buenos Aires y que podría
hacerse un hueco en su agenda. El lugar: un bar en el cruce de las avenidas
Álvarez Thomas y Federico Lacroze.
La
propuesta era dialogar del estado del fútbol juvenil argentino. Su curriculum
ostenta tres Copas del Mundo en la categoría, como ayudante de campo de José
Néstor Pekerman (Qatar 1995, Malasia 1997 y Argentina 2001), y una como
entrenador titular (Canadá 2007). Palabra autorizada si las hay.
-¿Cómo ve al fútbol juvenil del país?
-Estamos
todos muy apurados. Acá se prioriza ganar un partido y vender jugadores, pero
pocos piensan en formar. Alguien me puede decir que siguen saliendo buenos
proyectos, y tiene razón, Argentina nunca va a dejar de sacarlos. Pero no en la
cantidad y calidad que años atrás.
-¿A qué se debe?
-Antes
caminabas por el barrio y veías a los pibes en el potrero, ahí encontrabas
talentos. Ahora, ese espacio no existe. Hoy existen los “jugadores de departamento”.
Eso implica que hay que desarrollar mucho más la técnica individual en los
clubes y los tiempos son otros.
-Además de la técnica individual ¿Qué otras cosas le faltan a los
chicos que empiezan?
-Mirá,
nosotros (por el cuerpo técnico de las selecciones menores que integró)
contábamos con que tres días a la semana íbamos a poder entrenar con los
chicos. Eso ya no se puede hacer. Primero, porque muchos ya debutaron en sus
clubes y no los largan. Y, segundo, otros tantos ya no juegan en el país. Por ejemplo,
en el Mundial de Qatar 1995 un solo jugador de ese plantel alternaba en su
equipo, Leonardo Biagini. La actualidad atenta contra la preparación.
-Las no clasificaciones de Argentina para la Copa del Mundo sub-20 en 2009
y la de los Juegos Olímpicos de Londres el año que viene ¿Son un retroceso o un
accidente?
-No,
un retroceso no. Son alarmas que no se puede pasar por alto. No hay que
dramatizar tanto por no clasificarse, sino que hay que poner en tela de juicio
qué vamos a hacer con el fútbol argentino. Eso es lo importante. Todos tenemos
que ser consientes que con proyectos a largo plazo las selecciones tendrán
mejores jugadores.
-¿Cuando usted dejó la dirección técnica de los juveniles se terminó
eso?
-No,
creo que los muchachos que hoy están al frente son capaces y deben tomar las
últimas eliminaciones como un aprendizaje. El plan que implementamos puede
servir como modelo. Desde afuera noto que no se trabaja bien en el interior del
país, ahí si existen los potreros, todavía. Si se aceitan los engranajes
después todo es más sencillo. Es decir, nosotros teníamos a la Sub-15 , si hacíamos un buen
trabajo el 60 o 70% de la
Sub-17 ya estaba resuelto, y así con las demás categorías. Me
da la sensación que no se puede tomar a cada cuerpo técnico como un eslabón
separado del resto, hay que establecer estrategias en conjunto.
-Antes mencionó que el hecho de que los chicos ya hayan debutado en
Primera y, en consecuencia, que se vayan rápido al exterior es una traba ¿A qué
se debe?
-El
problema está en los clubes. Si dejamos que los guías de los chicos sean sus
representantes o las necesidades de sus familias, vamos mal. Los dirigentes
tendrían que restringir la presencia de las malas influencias. Pero tampoco
seamos necios, hay una realidad, la del fútbol argentino como exportador, que
no se puede pasar por alto. El modelo de Vélez es el ideal y el a seguir:
jugadores que se foguean con muchachos de experiencia y que dejan la
institución a los 22 o 23 años. Ahí está la clave. Si seguimos todos muy apurados
cada vez vamos a estar peor.
-Pero, en cuanto a los seleccionados juveniles, no debería ser mejor
llevar a un chico que jugó varios partidos en Primera…
-Sí,
sin dudas. A la hora de tomar decisiones van a estar más capacitados. Pero
entre lo que teníamos nosotros o esto, prefiero tener un plantel en el cual
ninguno de sus integrantes haya debutado. Porque se cuenta con más tiempo de
trabajo. Lo que te decía antes, los clubes no pondrían impedimentos.
-¿Ve alguna alternativa para mejorar esa ausencia de trabajo?
-Mirá,
venimos así desde hace algunos años. Cada fracaso parece que significa tocar
fondo y que hay que refundarse después de él. Pero la dirigencia parece no
aprender y demuestra que su mal manejo no tiene fin. Quisiera ser optimista en
ese sentido, aunque me cuesta…
-¿Quiénes influyen en el nerviosismo cotidianoque invade al fútbol
argentino?
-Todos
tenemos algo de culpa, desde los dirigentes hasta los periodistas. Nadie está
exento de responsabilidades, aunque cada uno en lo suyo. Pero fijate como lo
trataron a Juan José López, hasta cuatro o cinco partidos antes de que termine
el torneo, para todos había interpretado al pie de la letra que es lo que tenía
que hacer. Después, pareció ser el diablo. Así no se puede. Si no hubiera
tenido el final de campeonato que tuvo, River estaría en la Copa Sudamericana.
Hay que calmarse un poquito.
-Para terminar ¿Qué cinco jugadores jóvenes le parece que tienen
futuro?
-En
primer lugar, Ricardo Álvarez. A Ricky lo hice debutar y conozco su potencial.
Después, en un segundo pelotón, están Erik Lamela (River), Sergio Araujo
(Boca), Facundo Affranchino y Héctor Canteros (Vélez). Todos ellos tienen
chances, si no se apuran, de ser de selección.
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